viernes, 30 de diciembre de 2011

BLANCA Y AGRIA DESNATADA NAVIDAD

No podía ser de otra manera; había que hablar de Navidad. Al menos, mencionarla. Cómo esquivarla si hasta la llevo en el nombre. Era objetivamente imposible.
Lo que pasa es que es ésta una Navidad insulsa; una navidad en minúsculas. Dicen que los centros comerciales estás llenos. Ayer, el centro de Murcia parecía que iba a reventar. Hay quien asegura que santa bendición la del consumo; sin él ya hubiéramos tocado fondo. Y yo me lo creo.
Y yo, que siempre soy la rara, ya tengo ganas de tocar fondo. Desde el 11 de mayo, cuando la Tierra (esa gran desconocida) rugió aquí al lado, vengo pensando que esto se va al carajo. Y nunca he leído a los mayas. Ojalá ya hubiéramos llegado al final de este suicidio colectivo que no parece concretarse nunca. A veces, el mundo me recuerda a Colón: creemos que hemos llegado a la meta sin saber que un infame y vasto océano nos separa de ella. Dónde está el paraíso del final.
En 2007, nos dijeron que 2008 sería peor; en 2008, que 2009. En 2009, nos comentaron cómo sería el fatídico 2010. Y, en 2010, por fin se equivocaron: 2011 ha sido mucho peor de lo esperado. Me gustaría dormir esta noche y despertarme en 2013, saltándome este 2012 de “crecimiento negativo”. Si hablásemos de un enfermo, el médico nos diría que hay que esperar al milagro. El milagro que, por cierto, fue prometido.
Tendremos un año para hablar de lo de siempre: amigo invisible, recesión, recortes, escándalo, monarquía, crash, aborto, intervención bancaria, hambre en África, violencia en el entorno familiar, matrimonio homosexual, peras y manzanas, Pantoja y Esteban, Eurocopa, Rafa Nadal, Premios Nobel, elecciones americanas y volver a empezar.
Lo peor de esta crisis y de esta navidad es que la recesión económica y social no vendrán acompañadas de la recuperación de esos valores de los que tanto se habla en las series americanas, tan discutidas por mí. Yo que soy de barrio he ido viendo como se perdía  la costumbre de pedir y dar ayuda al vecino. Como cada vez teníamos más, cada vez éramos más independientes. Cada vez nos cuesta más trabajo dar y, por ende, recibir. O viceversa. Saldremos de las Crisis (mayúscula) pero volveremos a caer en otra porque el Hombre (en mayúscula, que significa Ser Humano, varones y mujeres) es el único animal que tropieza dos millones de veces en la misma piedra.
Sólo hay una cosa que detesto más que el cordero y el vinagre: un vaso de leche desnatada caducada: blanca y agria.

viernes, 23 de diciembre de 2011

TEST DE RESISTENCIA A LA INTELIGENCIA

Con el fin de año conviene ponerse a prueba para ver si uno ha cumplido con los objetivos marcados doce meses atrás. Yo propongo poner a prueba nuestra capacidad de retentiva de cuanto absurdo somos capaz de soportar. Propongo para ello, la resolución mental de este sencillo test.

1.      ¿Cuántas veces es más fuerte que tú David el Gnomo?

2.      ¿De cuántos años murió?

3.      ¿Por qué Candy Candy se negó a ser adoptada?

4.      ¿De qué color era el coche de Pedro Bello en los “Autos Locos”?

5.      ¿Cuál era el nombre de la mascota de Pedro Picapiedra?

6.      ¿Cómo se llamaba el gato de Gargamel, el antagonista de los Pitufos?

7.      ¿Por qué motivo Screech Powers se enfada seriamente con Zack Morris como primera y única vez en “Salvados por la campana”?

8.      ¿De qué color tenían que ser las bragas de las chicas a criterio de Chicho Terremoto?

9.      ¿Qué canción de Tom Jones cantaba en play-back Carlton en “El Príncipe de Bel-Air”?

10.   ¿Qué instrumento tocaba Steve Urkel?

11.   ¿Cuál era el apellido de los gemelos que ponían en práctica la “catapulta infernal” en “Oliver y Benji”?

12.   ¿Qué enfermedad causaban las cartas de olor? (Dos opciones).

13.   ¿Dónde vivía la madre de Blossom?

14.   ¿Quién fue antes novia de Dylan en “Sensación de Vivir”? ¿Brenda o Kelly?

15.   Títulos de las dos películas protagonizadas por Hombres G.

16.   ¿Qué animal anhela Lisa Simpson tener de mascota y, de hecho, una vez consigue tener para ruina de Homer?

17.   Termina esta frase: “Seguro dental,…”

18.   Continua este diálogo “-¡Vámonos, átomos!”.

19.   ¿Qué solista español cantaba junto con “Vainica Doble” el tema de entrada del programa de cocina “Con las manos en la masa”?

20.   Termina la canción: “Ven a nuestra aldea a…”

Soluciones. Menos de 5 aciertos: esto ni te importa ni te va a importar. Sigue escuchando a Vivaldi que te va a ir mejor. Entre 5 y 15 aciertos: estás en equilibrio con la vida. Has hecho el tonto pero también has dedicado tiempo a otros aspectos más prácticos e intelectuales de la vida. Saber algunas respuestas te hace esbozar una sonrisa de autocomplacencia pero lejos de tu intención queda ser un experto. Más de 15 acierto: deberías preguntarte qué estás haciendo con tu vida.

lunes, 19 de diciembre de 2011

QUÉ HARÁS ESTA TARDE

¿Qué vas a hacer esta tarde? ¿Apoltronarte en el sofá? La vida te está esperando. Tus amigos salen a las 6 del trabajo y hace una tarde de diciembre estupenda. Esa luz que sólo se ve en diciembre.  Y si no sales a la calle, no te preocupes. Enciende el PC. O el Mac. Apaga todo lo demás.
Si no tienes Facebook, ya no eres nadie. Y, aunque prometiste cerrar el Tuenti cuando cumplieras los trenti, se te hace un nudo en la garganta sólo de pensar que puedas perder ripio en una red social.
Además, hoy no has entrado a dar de comer a la mascota de Pet Society, ni has recogido la cosecha de la granja. Tu avatar se muere de hambre mientras que seguro que tú ya has merendado. Por cierto: hazte fan de nocilla.
¿Has leído el periódico? No lo hagas. Tus amigos destacarán alguna noticia. Las que importan de verdad.  Y de paso, te enteras de qué protesta la gente. O lees el último chiste. Como ese que dice que para vida triste la del príncipe que primero se enteró que los reyes eran sus padres y luego que el hombre del saco era su cuñado.
No te hagas el desentendido diciendo que no te enteraste que habíamos quedado para cenar. Te mandé el evento. Seguro. Lo sé porque delante de mí te llegó la notificación a tu Smart Phone. Lo que pasa es que evitas felicitarme y te desconectas cuando entro yo. Luego dirás que nunca te llamo o que ya no nos vemos.
Aprende de mí, que me intereso por mis cuatrocientos y pico amigos. A veces no entiendo sus estados crípticos del tipo: “Ilusionada con que llegue mañana” (¿por qué?), “ya queda menos!!! ufff pero estoy agotada de tanto limpiar y limpiar”  (¿para qué?) o “si es que se me ponen los pelos como escarpias cuando lo veo!!!” (pero, ¿el qué?). Quizás, estén hablando del último vídeo de Bebe. Bebe la desfasada que se mete con la prensa.
O, ¿es que pensabas salir de compras? Con el frío que hace. Desnudarte en un probador. Tira de tarjeta de crédito virtual, hombre. Y después, te descargas la enésima temporada de esa serie que ves. Te apoyas el ordenata en los muslos y tienes calefacción y entretenimiento por el precio de uno. Que a veces parece que no piensas.
La vida ya no respira. Circula por las redes sociales. ¿Qué vas a hacer esta tarde?
Anoche soñé, que estas palabras eran trending topic.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Y SI…

Estamos claramente deprimidos. Hasta la Ministra de Economía de Italia se derrumba antes de anunciar nuevos recortes para sus ciudadanos. Si hasta hace unos años, quizás sólo meses, entre los amigos hablábamos de películas, discos, tele o fútbol; ahora hablamos de precariedad laboral, paro, hipotecas.
Y yo aquí, en este foro hablando de dibujos animados que nadie recuerda y cosas así. Como si no fuera yo misma víctima de esta realidad. Suerte que los que me leen comprenden.
Y estaba anoche en la cama dando vueltas, entre otras cosas a que tenía que escribir. Después de una de esas reuniones a las que me he referido. Y mezclando en mis pensamientos unas cosas y otras me pregunté qué hubiera pasado si en esas series animadas de las que hemos tratado, se hubiera abarcado una crisis económica como la actual.
Los Picapiedra trataron abiertamente el problema para tener hijos de Betty. ¿Por qué no se hubiera tratado igual el despido de Pedro? ¿Se imaginan? Al fin y al cabo, pertenece al sector más apaleado por la crisis: la construcción. El Señor Rayuela lo despediría sin consideración. O se esperaría al final del contrato para ahorrarse el despido. Ya le debería varios salarios y pagas extra. Veo a Pedro pasando la mañana delante del televisor, renunciando necesariamente a sus apuestas y Vilma sufriendo el bochorno de no poder comprar “a crédito” como está acostumbrada y de tener que mendigar algunos petrodólares a su adinerada madre para llegar a fin de mes. Los Mármol, ya habrán perdido su casa. Total, nunca supimos a qué se dedicaba Pablo. Y se comentaría en toda Piedradura que Betty volvió necesariamente a ser cigarrera.
Y en Los Supersónicos, el descenso en las ventas de cohetes habrían llevado a la "Espacio-cohetes espaciales Espacio S.A." al borde de la quiebra y el Señor Júpiter, por echarle el marrón al de siempre, le habría encargado a Súper un prototipo atractivo y económico que diera un empuje a la empresa. Pero le bajaría el sueldo y le doblaría la jornada laboral. Entonces, Súper llegaría malhumorado a casa y Ultra también lo estaría por el descenso de su nivel adquisitivo. Probablemente, el próximo verano no lo pasen en Las Venus.
En La Aldea del Arce, la actividad delictiva de Gretel se encrudecería al sufrir de verdadera necesidad y porque Otto, el policía, habría abandonado el trabajo víctima de la mala gestión del ayuntamiento liderado por Marcel. Al padre de Patty, el Señor Conejo,  también le bajarían el sueldo y ella y Bobby estarían más apáticos y volverían cabizbajos a casa al salir del colegio al que la maestra hoy no ha ido a trabajar porque está de huelga.
Por lo menos, Homer Simpson puede respirar tranquilo. Las centrales nucleares son intocables.

La Academia Catódica

Hace muy pocas semanas, me referí en estas mismas líneas de la importancia del conocimiento del idioma inglés en el seno del mundo contemporáneo. Dicen que hay dos cosas que los españoles nos pasamos la vida haciendo: adelgazando y aprendiendo idiomas y la verdad es que, reflexionando sobre lo segundo, he llegado a la conclusión de que quizás no sea tan disparatada dicha afirmación.
Si pensamos como paradigma televisivo espacios como “Sálvame”, “Águila Roja” o “Bandolera” pues, cada uno en su estilo (moralidad no equiparable jamás), no resulta que tengamos una televisión muy didáctica que digamos. Pero si hacemos un buen uso…
Bueno, ahora la TDT nos permite ver los formatos extranjeros en su lengua original pero tiempo atrás, captar palabras en otro idioma no se conseguía con un simple “golpe de mando”. Hasta que llegó la televisión por cable (léase “TeleCaravaca”. Entiéndase: el vídeo comunitario).
Bien temprano los sábados por la mañana ya estaba mi hermano aprendiendo inglés. Yo, ya perezosa a esa edad, me levantaba algo más tarde que él y me enganchaba a “Jem and the holograms”, si era posible didácticamente asimilar alguna palabra, a mí me sirvió de bien poco. Ya entonces, mi cerebro no empezaba a funcionar hasta bien entrada la mañana.
Fue por aquel entonces cuando descubrí –al menos yo-, que los Gi-Joe eran más que unos muñecos, con sus respectivos chicles promocionales.
Pero el gran reconocimiento interior nos llegó gracias a Canal Nou. Sí, en la Península se hablaban –y se hablan- otros idiomas. Ahora, nos llevamos las manos a la cabeza por bien poco pero más de veinte años atrás, un señor ideó el programa más estrafalario que he visto en mi vida: “El Show de Joan Monleón”. La canción de las monleonetes, todavía resuena en las sienes de quien alguna vez viera este magazine de la media tarde (por cierto, se puede entretener sin perder ni perderse el respeto). Me refiero al “A guanyar diners”. Ahora nos parece tan kitsch, por cierto.
Si me lo preguntan, ha hecho más por la difusión y conocimiento del valenciá “La bola del Drac” (sí, ya sé que os sabéis la canción) que una bolsa de políticos defendiendo el Estatut. Extrapolable esta comparación al catalán con “Crackovia” o “Alguna pregunta més”.
No tendría yo mucho más de doce o trece años cuando escuche a dos vecinas mías de las de toda la vida comentando los bous que los pondrían el dimecres a la vesprada. Ahí es ná o, en otras palabras:What if you want rice, Catherine!”

viernes, 25 de noviembre de 2011

Series de Serie B

Sucedió un día comiendo con mis compañeras de trabajo que comenté mis recuerdos acerca de una serie que daban cuando yo estaba en primero o segundo de egebé. Se llamaba “Ravioli” y trataba de unos hermanos cuyos padres se habían ido una temporada al extranjero –no recuerdo a qué- y ellos invertían la parte presupuestal destinada al sustento alimenticio en latas de ravioli. Las recuerdo perfectamente organizadas en cono sobre la mesa de la cocina.
Les pareció increíble que yo recordara detalles tan nimios sobre una serie que a ellas, ni les sonaba. Decidieron entonces que la serie sólo debían emitirla en TeleCaravaca.
Desde ese día, anécdotas como ésta me han sucedido. Por eso voy a hacer un brevísimo recopilatorio de esas series que, al parecer, sólo he visto yo. Animando al personal que se una a mi causa.
Los recuerdos que tengo de mi latencia por el sarampión (sí, lo pasé) van ligados al descubrimiento de “Cuando Lotte se volvió invisible”. Se estaba Lotte dando una ducha cuando de su ombligo le surgió una protuberancia que la hacía invisible cada vez que se la apretaba.
Era una cualidad extraordinaria la de la invisibilidad quizás sólo superada por el don de otra niña que podía parar el tiempo juntando la punta de sus índices en la serie “De otro mundo”. Cuántos exámenes hubiera superado yo de tener tan valioso don. De todas formas, siempre me he sentido un poco extraterrestre.
Bastante antes de la fiebre de “Sensación de vivir”, los sábados por la mañana, dentro de “Cajón desastre”, se emitía una serie canadiense de corte bien parecido llamada “Degrasee Junior”. Aprendí en ella los conceptos más arraigados del American Way of Life –como “popularidad” o “nerd”- que tan útiles me han sido, como espectadora, a posteriori.
Tengo que colar aquí dos series que quizás sean más recordadas pero que destacan en su rareza. “Pumuki” era un personaje animado más impertinente que otra cosa que convivía con un carpintero “de verdad”. Y destacadísima “El Cuentacuentos” que nos dio una versión más oscura y tétrica de los cuentos que nos hacían dormir, y hasta soñar. Quizás se merezca una dedicación más completa.
Dios bendiga a Google que me da el título de la última serie que voy a citar por hoy. No tengo de “Starman” un recuerdo real como de las anteriores. Sólo recuerdo que un personaje del futuro invadía el cuerpo del padre de un adolescente y los dos, como el equipo A, se dedicaban a ayudar a quien lo requería.
 No sé si me podréis ayudar en esta semblanza.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Du llu espik englis?

Uno no debería nunca dejar de ser estudiante. No se puede dar por hecho que ya todo está aprendido y retirarse del mundo que siempre está por descubrir. Y yo, como una generación entera de españolitos, he vuelto a  mis tiempos estudiantiles retomando el inglés.
En el mercado laboral actual, al que busca trabajo –salvo que aspires a la Presidencia del Gobierno, por cierto- el inglés –como el valor a un soldado- se le supone. No balbucear en la lengua de Shakespeare, es casi como no saber sumar.
Y en realidad, no sólo para el que busca trabajo o el que lo necesita para desenvolverse en él. El anglosajón ocupa ya un altísimo porcentaje de los mensajes que nos llegan y que emitimos.
Algunas palabras, directamente, no parecen existir en castellano como club, hippy, bistec (beef-steak) o hall. No se sale a correr, se hace footing y, si te aficionas a hacer excursiones monte arriba, entonces, aunque tú no lo sepas, practicas trekking. Se han acuñado palabras como “balompié” o “tanto”, pero son infinitamente más usadas los adaptados fútbol o gol. Y la traducción literal de béisbol es la rara locución “balón base”. En realidad, da igual como llamemos a los deportes mientras haya claras leyes anti-dopping.
Nos comunicamos, quiero decir: chateamos, por Facebook, Twitter o Messenger. El correo electrónico parece no haber existido nunca a favor del e-mail. Si estamos de acuerdo con nuestro interlocutor le espetamos un “OK”. Y la panceta hace mucho tiempo que se llama beicon. Creo que en LA COLMENA, ya hablan del confort.
Ya no tenemos aficiones pero sí algunos hobbies y el coche –dentro de nada car- se queda en el parking. No tiene comparación la vulgaridad del ficticio vocablo “protege-bragas” al lado del delicado salvaslip.
Hace veinte años, estaban de moda las americanas y las Merceditas. Este invierno, la calle se llena de blazers y Maryjanes. Existen personas avispadas que siendo fan de algún VIP, consiguen colarse en el backstage y conocerlo. Eso es de gente cool, que siempre tienen claros los must,  guardados convenientemente en el closet, de cada temporada.  Otras, entre las que mi incluyo, no somos tontos del todo; pero sí un poco borderline.
Con todos estos ejemplos, queda claro que Felipe II, hace casi cinco siglos, no sólo perdió ante los elementos. Fue un verdadero break-point inglés.
Y, qué pena, el tiempo se me echa encima. Los siento, señores, lo dejo aquí. Me esperan y todavía no me he puesto ni el gloss ni el eye-liner. Ay qué ver que ajustados me quedan estos leggings.

sábado, 12 de noviembre de 2011

GORDOS

Quizás, me estoy equivocando entrando en lo muy personal. Nunca hubiera querido hablar de esto pero he tenido hace poco una conversación que me lleva ahora a hacerlo. Siempre he sido La Gorda, para qué negarlo. Ya ven, no piensen que hablo de ello con naturalidad y asepsia. Más bien, es un tema que me duele y que siempre he arrastrado. Pero hablar con mi amigo Fran, me ha ayudado hoy a desairar ciertos traumas.
No voy a defraudar la confianza que ha depositado en mí en la promesa de escribir juntos algún día un diario de ex gordos, recopilatorio de cuanto amable comentario hemos recibido a lo largo de nuestra vida –los hay francamente chocantes, que se dice-. Me voy a arriesgar a repasar la imagen con la que los gordos han sido retratados en series que todos hemos seguido. Y, sí: lo haré de memoria.
Ya he comentado aquí mi debilidad por EL PRÍNCIPE DE BEL-AIR. Una vez, una gorda fue la protagonista de un episodio. Era una tía encantadora, sin entrar en más detalles y el alma gemela de Will. Pero claro, el guaperas no iba a liarse con la foca. Luego, lección moral y todos los tópicos de las series americanas que rara vez reflejan la realidad de un país con más de un 60% de personas obesas.
Algo parecido, creo recordar que pasó en SALVADOS POR LA CAMPANA. Si todas estaban enamoradas del rubiales Zack Morris, la gorda no iba a ser menos. Y a llovernos otra moralina sobre la tolerancia y el ítem de la belleza está en el interior.
Pero otra cosa es la realidad que, con esto no parece querer imitar a la ficción. A pocos gordos/as vemos por la calle pasear enhebrados de lo que se dice un bombón.
Como se queja Eugenia en el capítulo de esta semana de AÍDA, a los gordos se nos pinta como seres que siempre estamos comiendo, de buen humor, quizás sensibles pero sin muchas pretensiones intelectuales, no digo que tontos. No se nos da una dimensión más allá. Quizás, no merezca la pena profundizar en este estereotipo.
Este tema, me ha deprimido a veces; a veces, he pasado y otras, me he revelado. En todas ellas, una canción repica en mis sienes. Es de Sabina. Se llama BESOS EN LA FRENTE y habla de una mujer que no es muy agraciada.

viernes, 4 de noviembre de 2011

ÚLTIMA NOTA DE AMOR


Ya no te quiero. Llevo, por lo menos, cinco minutos sin pensar en ti. Cinco minutos seguidos. Estoy escuchando una canción que no me recuerda a ti y la luz de este atardecer otoñal sólo me recuerda que se acerca el invierno.
Cuando te vi el otro día, desairando mi mirada pensé que eras un imbécil. Reconozco que, entonces, me dolió. Te sientes muy importante en mi presencia porque has jugado con mis sentimientos, pero sin ellos tú no eras nada.
Recuerdo como te quedabas durmiendo mientras yo te hablaba. Me sentía una mierda. Necesitaba tu aprobación, tu consejo. Ahora mismo, podría escupirte en la cara. Y luego, te esperaba infinitas horas delante de un café que siempre estaba frío.
Me corregías tonterías. Como cuando yo decía “lapicero” en vez de “lápiz” y cosas así. Y yo no veía lo ridículo de tu figura, de tu pedante manera de hablar o la fingida elegancia de tus vestidos. Lo ridículo y esperpéntico que eres en ti mismo.
Te parecían absurdas las películas que te invitaba a ver al cine e infantiles los libros que leo y siempre me recordabas que me había salido algún grano. Para colmo, esto solía coincidirme con la regla, cuando peor estaba.
Te has pasado tanto tiempo intentando convencerme de que no valgo nada que, al final, llegué a creérmelo. Nunca me has llamado, las cosas sólo te han venido rodadas. Porque te ha sido fácil, no me has valorado.
Por todo esto, ya no te quiero. Aunque tú ya me hayas olvidado y esto te importe un comino.

HALLOWEEN

Como ya he dicho en otros foros a través de los que algunos me conocen, odio Halloween. Por muy bien que se lo pasen los críos, no le veo justificación –es mi punto de vista- a esta importación que nos metieron a través de mil escenas de series y películas de los Estados Unidos. Esto puede parecer un matiz de carácter rancio en mi supuesta mente abierta o una crítica feroz hacia las costumbres del imperio yanky. Me gustaría que se entendiera como un empujoncillo a una sociedad –la nuestra- que parece más acomplejada que nunca. Y eso que ahora somos más altos y ganamos (o ganan) más competiciones deportivas. Otra cosa es hablar de cómo estamos a nivel cultural o científico; pero eso, ¿a quién le importa?
Me he ido un poco del tema pasando por alto que me pasé el 31 de octubre por la tarde observando mi terrorífica –por cierto- metamorfosis hacia una vecina cascarrabias que se queja de los críos disfrazados que pican en la puerta con la coletilla del “Truco o trato”. Que no, nenes, cuando vengáis en navidad pidiendo el aguinaldo, os daré un polvorón o un mazapán de Moratalla.
Nada más alejado de mi intención que criticar una costumbre extranjera, sólo por el hecho de serlo. Me parece apta para su entorno sociocultural, no para el mío. O el nuestro. ¿O a alguien se le ha ocurrido celebrar el Ramadán o descansar en el Sabbath? Ya nos metieron a Papá Noel hasta el tuétano y ahora esta, lo siento, mamarrachada.
Pero como lo mío aquí es hablar de cosas sin importancia como es todo aquello que sale en la tele y ahora ocupa un lugar en nuestra memoria colectiva, deseo celebrar aquellos capítulos gloriosos que legendarias series han dedicado a esta festividad que, como queda claro, odio, destacando los veinte especiales de Los Simpson (genial la revisión de “El Cuervo” de Poe), sobre todo lo demás.
Si queremos imitar, imitemos bien. Como dice un amigo, Halloween es Halloween y no el carnaval. Quizás, un año los góticos salgan a la calle esa noche con ropa de Zara.
Ya ven. Yo me he quedado con ganas de salir con el traje de cristiana que me prestó mi cuñada pero no quise escandalizar.

sábado, 29 de octubre de 2011

BUSQUE, COMPARE…


No hace muchas semanas, hablando de la publicidad televisiva, comenté en estas líneas como ésta pretende de manera continua que la imitemos. Quizás, el cortocircuito (que no la fuente de energía) de la crisis que sacude al Planeta entero, haya sido el “Consumo, luego existo”. No voy a descubrir el pegamento Imedio, afirmando que en esta sociedad de intereses creados, la publicidad nos dice qué es exactamente lo que necesitamos.
Lo que pasa es que el otro día, la persona con la que vivo (Suuuuuuuuuuuuuuuuny!!!!!!) y yo vivimos un gran momento de gloria al caer en lo absurda de algunas de esas necesidades impuestas.
Yo me pregunto si llegará el día en que una amiga me invité a un café en su casa y yo, como el que no quiere la cosa, sacaré de mi bolso de Mary Poppins un ambientador. Que sería tanto como decirle: “Mira, hermosa, aquí huele a aliento de león borracho”. No creo que haya sido un buen consejo publicitario.
Pero seguimos frente al emisor catódico, a ver si sacamos algo productivo. De repente, el tronco de una mujer es acariciado por una mano. Delicadamente. Por encima del ombligo. Debajo del pecho. Música suave. El anuncio es de una compresa de un nuevo tejido delicadísimo. Para mis adentros, me reafirmo en mi total inutilidad. Resulta que las compresas se ponen encima del ombligo. Debajo del pecho. Mira que, en todo este tiempo, ni he tenido el detalle de escoger una música sensual para colocarla. Qué desastre.
Claro, que esto no nos descubre nada nuevo. Y la publicidad es el maravilloso mundo donde todo es posible. Hasta hay un agua mineral que, contradiciendo las leyes de la Física, es capaz de diluir la grasa corporal. O esos Lactobacillus ultrapoderosos que llegan al intestino a pesar de la lava ácida que es el jugo gástrico.
Quizás, este artículo me esté quedando demasiado femenino olvidando desodorantes que hacen caer a los pies de infames panolis a enfermeras monumentales. O champús que llenan el lavabo de pin-ups bailando.
Porque la publicidad es sobre todo ilusión. Y la ilusión es sobre todo, des-ilusión. Todavía, hay días que me levanto con el “Voy a pasármelo bien” de Hombres G repicando en mis sienes y, en la cocina, no hay un chulazo que me tiene listo el desayuno (equilibrado, por supuesto). Qué le vamos a hacer.

lunes, 24 de octubre de 2011

AUDREY NO DESAYUNABA


Esta semana, me voy a saltar alguna de las reglas que me impuse a mí misma cuando accedí a esta colaboración casi semanal. Para mí, la razón está más que justificada: uno de mis mejores amigos –no lo nombro por si se molestase- me ha echado algo en cara.
No es nada serio, desde luego. Pero creo que tiene toda la razón. Les pongo en antecedentes. Hace unos días, se ha conmemorado el 50 aniversario del estreno de DESAYUNO CON DIAMANTES; una película de la que según él, fui la primera en hablarle y que, por varios motivos, nos fascina a los dos. Me reprochaba la falta de homenaje por mi parte en el feisbuk.
Tendría yo unos trece años, cuando las televisiones generalistas todavía se lo hacían bien y daban películas que entrarían dentro del conocido como “Cine Clásico” –no necesariamente “antiguo”, como siempre me puntualiza mi hermano-. Pues fue una noche de junio, cuando Antena 3 (lo recuerdo como si fuera ayer) me regaló mi primera vez con DESAYUNO CON DIAMANTES.
No sé qué vi a esa edad en esta película. No podía entender mucho más allá de la historia de alguien que sueña con poder comprar algo en Tyffany’s, que organiza fiestas que incordian a los vecinos y que ha huído de una vida provinciana que se le quedaba grande o, quizás, pequeña.  
Tal vez, fue un sentido estético - parte del choque emocional de ver a John Hannibal Smith, líder de EL EQUIPO A (George Peppard)-. Si me lo preguntan a mí, el mito Audrey Hepburn, nace con DESAYUNO… Resulta imposible imaginar a Marilyn Monroe (candidata de Truman Capote) o Kim Novak (candidata de ella misma) cantando, guitarra en mano, Moon River en el alféizar de la ventana dedicando cada sílaba al curioso y mantenido vecino. Imposibles las curvas de estas actrices enfundadas en el largo vestido negro. Porque lo que sí entendí pronto es que Holly-Audrey de lo que sí tenía aspecto (impecable en Givenchy, desde luego) es de no desayunar nunca ni en Tyffany’s ni en ningún otro lugar.
Daba igual lo que Hepburn hiciera en esta película. Hablando de la manteca de cacahuete, sentada en una bañera-sofá haciendo ganchillo, recogiendo a un gato sin nombre bajo la lluvia o teniendo un fatal ataque de histeria. Conmociona en cada retina su cara de cervatillo. Un óvalo perfecto. Una actriz que hacía “lo que le daba la gana”.
Poco después, leí la novela de Truman Capote y comprendí la libertad en la versión cinematográfica. Pero qué más da. Por Audrey, lo que haga falta.