viernes, 25 de noviembre de 2011

Series de Serie B

Sucedió un día comiendo con mis compañeras de trabajo que comenté mis recuerdos acerca de una serie que daban cuando yo estaba en primero o segundo de egebé. Se llamaba “Ravioli” y trataba de unos hermanos cuyos padres se habían ido una temporada al extranjero –no recuerdo a qué- y ellos invertían la parte presupuestal destinada al sustento alimenticio en latas de ravioli. Las recuerdo perfectamente organizadas en cono sobre la mesa de la cocina.
Les pareció increíble que yo recordara detalles tan nimios sobre una serie que a ellas, ni les sonaba. Decidieron entonces que la serie sólo debían emitirla en TeleCaravaca.
Desde ese día, anécdotas como ésta me han sucedido. Por eso voy a hacer un brevísimo recopilatorio de esas series que, al parecer, sólo he visto yo. Animando al personal que se una a mi causa.
Los recuerdos que tengo de mi latencia por el sarampión (sí, lo pasé) van ligados al descubrimiento de “Cuando Lotte se volvió invisible”. Se estaba Lotte dando una ducha cuando de su ombligo le surgió una protuberancia que la hacía invisible cada vez que se la apretaba.
Era una cualidad extraordinaria la de la invisibilidad quizás sólo superada por el don de otra niña que podía parar el tiempo juntando la punta de sus índices en la serie “De otro mundo”. Cuántos exámenes hubiera superado yo de tener tan valioso don. De todas formas, siempre me he sentido un poco extraterrestre.
Bastante antes de la fiebre de “Sensación de vivir”, los sábados por la mañana, dentro de “Cajón desastre”, se emitía una serie canadiense de corte bien parecido llamada “Degrasee Junior”. Aprendí en ella los conceptos más arraigados del American Way of Life –como “popularidad” o “nerd”- que tan útiles me han sido, como espectadora, a posteriori.
Tengo que colar aquí dos series que quizás sean más recordadas pero que destacan en su rareza. “Pumuki” era un personaje animado más impertinente que otra cosa que convivía con un carpintero “de verdad”. Y destacadísima “El Cuentacuentos” que nos dio una versión más oscura y tétrica de los cuentos que nos hacían dormir, y hasta soñar. Quizás se merezca una dedicación más completa.
Dios bendiga a Google que me da el título de la última serie que voy a citar por hoy. No tengo de “Starman” un recuerdo real como de las anteriores. Sólo recuerdo que un personaje del futuro invadía el cuerpo del padre de un adolescente y los dos, como el equipo A, se dedicaban a ayudar a quien lo requería.
 No sé si me podréis ayudar en esta semblanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario