domingo, 11 de diciembre de 2011

La Academia Catódica

Hace muy pocas semanas, me referí en estas mismas líneas de la importancia del conocimiento del idioma inglés en el seno del mundo contemporáneo. Dicen que hay dos cosas que los españoles nos pasamos la vida haciendo: adelgazando y aprendiendo idiomas y la verdad es que, reflexionando sobre lo segundo, he llegado a la conclusión de que quizás no sea tan disparatada dicha afirmación.
Si pensamos como paradigma televisivo espacios como “Sálvame”, “Águila Roja” o “Bandolera” pues, cada uno en su estilo (moralidad no equiparable jamás), no resulta que tengamos una televisión muy didáctica que digamos. Pero si hacemos un buen uso…
Bueno, ahora la TDT nos permite ver los formatos extranjeros en su lengua original pero tiempo atrás, captar palabras en otro idioma no se conseguía con un simple “golpe de mando”. Hasta que llegó la televisión por cable (léase “TeleCaravaca”. Entiéndase: el vídeo comunitario).
Bien temprano los sábados por la mañana ya estaba mi hermano aprendiendo inglés. Yo, ya perezosa a esa edad, me levantaba algo más tarde que él y me enganchaba a “Jem and the holograms”, si era posible didácticamente asimilar alguna palabra, a mí me sirvió de bien poco. Ya entonces, mi cerebro no empezaba a funcionar hasta bien entrada la mañana.
Fue por aquel entonces cuando descubrí –al menos yo-, que los Gi-Joe eran más que unos muñecos, con sus respectivos chicles promocionales.
Pero el gran reconocimiento interior nos llegó gracias a Canal Nou. Sí, en la Península se hablaban –y se hablan- otros idiomas. Ahora, nos llevamos las manos a la cabeza por bien poco pero más de veinte años atrás, un señor ideó el programa más estrafalario que he visto en mi vida: “El Show de Joan Monleón”. La canción de las monleonetes, todavía resuena en las sienes de quien alguna vez viera este magazine de la media tarde (por cierto, se puede entretener sin perder ni perderse el respeto). Me refiero al “A guanyar diners”. Ahora nos parece tan kitsch, por cierto.
Si me lo preguntan, ha hecho más por la difusión y conocimiento del valenciá “La bola del Drac” (sí, ya sé que os sabéis la canción) que una bolsa de políticos defendiendo el Estatut. Extrapolable esta comparación al catalán con “Crackovia” o “Alguna pregunta més”.
No tendría yo mucho más de doce o trece años cuando escuche a dos vecinas mías de las de toda la vida comentando los bous que los pondrían el dimecres a la vesprada. Ahí es ná o, en otras palabras:What if you want rice, Catherine!”

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