viernes, 4 de noviembre de 2011

HALLOWEEN

Como ya he dicho en otros foros a través de los que algunos me conocen, odio Halloween. Por muy bien que se lo pasen los críos, no le veo justificación –es mi punto de vista- a esta importación que nos metieron a través de mil escenas de series y películas de los Estados Unidos. Esto puede parecer un matiz de carácter rancio en mi supuesta mente abierta o una crítica feroz hacia las costumbres del imperio yanky. Me gustaría que se entendiera como un empujoncillo a una sociedad –la nuestra- que parece más acomplejada que nunca. Y eso que ahora somos más altos y ganamos (o ganan) más competiciones deportivas. Otra cosa es hablar de cómo estamos a nivel cultural o científico; pero eso, ¿a quién le importa?
Me he ido un poco del tema pasando por alto que me pasé el 31 de octubre por la tarde observando mi terrorífica –por cierto- metamorfosis hacia una vecina cascarrabias que se queja de los críos disfrazados que pican en la puerta con la coletilla del “Truco o trato”. Que no, nenes, cuando vengáis en navidad pidiendo el aguinaldo, os daré un polvorón o un mazapán de Moratalla.
Nada más alejado de mi intención que criticar una costumbre extranjera, sólo por el hecho de serlo. Me parece apta para su entorno sociocultural, no para el mío. O el nuestro. ¿O a alguien se le ha ocurrido celebrar el Ramadán o descansar en el Sabbath? Ya nos metieron a Papá Noel hasta el tuétano y ahora esta, lo siento, mamarrachada.
Pero como lo mío aquí es hablar de cosas sin importancia como es todo aquello que sale en la tele y ahora ocupa un lugar en nuestra memoria colectiva, deseo celebrar aquellos capítulos gloriosos que legendarias series han dedicado a esta festividad que, como queda claro, odio, destacando los veinte especiales de Los Simpson (genial la revisión de “El Cuervo” de Poe), sobre todo lo demás.
Si queremos imitar, imitemos bien. Como dice un amigo, Halloween es Halloween y no el carnaval. Quizás, un año los góticos salgan a la calle esa noche con ropa de Zara.
Ya ven. Yo me he quedado con ganas de salir con el traje de cristiana que me prestó mi cuñada pero no quise escandalizar.

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