viernes, 4 de noviembre de 2011

ÚLTIMA NOTA DE AMOR


Ya no te quiero. Llevo, por lo menos, cinco minutos sin pensar en ti. Cinco minutos seguidos. Estoy escuchando una canción que no me recuerda a ti y la luz de este atardecer otoñal sólo me recuerda que se acerca el invierno.
Cuando te vi el otro día, desairando mi mirada pensé que eras un imbécil. Reconozco que, entonces, me dolió. Te sientes muy importante en mi presencia porque has jugado con mis sentimientos, pero sin ellos tú no eras nada.
Recuerdo como te quedabas durmiendo mientras yo te hablaba. Me sentía una mierda. Necesitaba tu aprobación, tu consejo. Ahora mismo, podría escupirte en la cara. Y luego, te esperaba infinitas horas delante de un café que siempre estaba frío.
Me corregías tonterías. Como cuando yo decía “lapicero” en vez de “lápiz” y cosas así. Y yo no veía lo ridículo de tu figura, de tu pedante manera de hablar o la fingida elegancia de tus vestidos. Lo ridículo y esperpéntico que eres en ti mismo.
Te parecían absurdas las películas que te invitaba a ver al cine e infantiles los libros que leo y siempre me recordabas que me había salido algún grano. Para colmo, esto solía coincidirme con la regla, cuando peor estaba.
Te has pasado tanto tiempo intentando convencerme de que no valgo nada que, al final, llegué a creérmelo. Nunca me has llamado, las cosas sólo te han venido rodadas. Porque te ha sido fácil, no me has valorado.
Por todo esto, ya no te quiero. Aunque tú ya me hayas olvidado y esto te importe un comino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario