domingo, 9 de octubre de 2011

VIERNES POR LA NOCHE


Me parece mentira pero van a cumplirse veinte años desde la primera vez que se emitió en España la serie “Sensación de Vivir”. Yo era una cría que estaba en… curso (no lo voy a decir) y, junto con mis compañeros (creo que más ellas que ellos), pasé a ser una más de la legión de fans que esta serie tuvo en España.
No había caído en este aniversario hasta que el otro día vi a Shannen Doherty –Brenda- en su otro gran papel, el de la serie “Embrujadas”.
Parece que siempre me siento obligada a buscar qué razón nos llevaba a hacernos tan fieles seguidores de ésta u otra serie. Con “Sensación…”, parece bastante fácil. Aquellos chicos escenificaban ser lo más de lo más. Estudiaban en un High pijo, pero todos parecían bastante majos. Nos hacían creer que eran un grupo diverso porque habían aceptado a la empollona, al rapero capullo y a los mellizos que venían de de la lejana Conneticut. Vestían a la última y tenían unas apasionantes vidas que, a mis ojos de entonces, sólo eran posibles entre los vecinos de Beberly Hill. Esto al margen de las curas de humildad y ejemplificación que nos daban. ¿Qué clase de problema era tener un examen de matemáticas si la madre de Dylan era una vidente pirada o si la pobre Brenda había sido víctima de un atraco?
Era una serie de adolescentes cándidos para un público cándido, como éramos nosotros. Como mucho, a veces nos mostraban que el mundo es un medio hostil pero con el apoyo de la familia y los amigos todo se supera. Qué grande es América. Y nuestros padres accedieron a que los viernes por la noche los ocupáramos viendo a esta pandilla, creo que en detrimento del “1, 2, 3”.
Pero la productora quiso entonces abrirse a un público más extenso y creó “Melrose Place”, que no era tan cándida ni falta que le hacía. Personalmente, la veía por inercia, porque venía detrás de “Sensación…”, porque, desde luego, de aquellos argumentos yo no entendía mucho, la verdad. Creo que fue mi primera serie “de mayores”, y sus tramas eran, de lejos, lo más retorcido que he tenido que asimilar en la vida; aún ahora que ya soy veinte años mayor. Nos metieron con calzador y sin epidural lo que significaba tener un jefe tirano, ser una mujer maltratada, la búsqueda desesperada de un embarazo, la infidelidad y hasta el acoso laboral. Muy fuerte para nuestro universo de cartas de olor.
Poco a poco, las“Sensación…” se acercaban más a las de tramas de “Melrose Place” y se alejaban de su inocencia inicial. No sé si es que no lo entendíamos o nos aburrieron pero muchos dejamos de verlas. En honor a aquellos viernes por la noche, a veces tarareamos el tema de la cabecera. Ta-na-na-ná, ta-na-na-ná…

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