SIN NOTICIAS
Los noticieros
pueden mentirnos hasta en el nombre. No en vano vienen cargados de no-noticias.
Si un avión despega y llega a su destino sin altercados mayores, no debe ocupar
ni un nimio titular. Pues metidos con calzador, los vuelos exitosos llenan los
huecos informativos.
Están tan
mimetizadas estas no-noticias que apenas nos damos cuenta. La primera vez que
reparé en una de ellas fue cuando en Antena 3, con bombo (nunca mejor dicho) y
platillo, mandaron a una reportera a la puerta principal de una clínica
(privada, por cierto) para anunciar, casi textualmente, que Doña Letizia de un momento a otro podría ingresar
para dar a luz. Si no había parto, ¿cuál era la noticia?
Mucho más ruin
e infame es mi siguiente ejemplo. Claro que no es una no-noticia. Más bien es
una anti-noticia. Además de una falacia sectaria y propagandística. Sucedió en
Intereconomía (los mejores programas de humor, por cierto). Pues resulta que
los preservativos en África no protegen de la infección por SIDA, oiga. Lo ha
dicho Ratzinger, leches. Qué quieren más. ¿Pruebas? Pues que los negritos no
saben leer ni se pueden hacer la manicura. Amén del clima tropical africano,
claro.
Mención aparte
serían los espacios deportivos. Digo “futbolísticos”. Digo “monográficos
Madrid-Barça”. Que me aspen si es noticia un partido que no se ha disputado o
la crisis existencial de un mimado. Yo he visto un acalorado debate por la
sustitución de Casillas dos semanas después del desdichado acontecimiento. Personalmente,
me repuse antes de la pena de saber que los reyes eran los padres. Pero fútbol
es fútbol y qué entiendo yo de eso.
Pues lo mismo
que una no-periodista puede saber sobre discernir qué es o no es noticia. Nada
más aparte del poco sentido común imperante…
Nati
Montes Barqueros
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